La pandemia en la era digital. Los claroscuros de un aliado

Desde esta perspectiva pareciera que lo matérico sucumbe frente a lo virtual, aunque en términos reales podríamos hablar de una coexistencia plenamente establecida donde lo presencial ya no se concibe sin lo virtual, y en el caso de esta crisis global de salud,  lo último viene a complementar el lado que quedó aniquilado por la contingencia: organización, comercio, educación, trabajo, información y ocio, quedaron solventados desde la pantalla de nuestros dispositivos. Y por otro lado da esperanza en el potencial tecnológico para el pronto desarrollo de la tan anhelada vacuna, (los especialistas señalan que más de una veintena de desarrolladores ya están trabajando en ello y esperan resultados satisfactorios en los próximos 12 meses.).

¿Qué habría sido de la pandemia sin el mundo digital, sin las redes, sin la información?, ¿un panorama devastador como el provocado en su momento por la Peste negra que asoló Europa o la Gripe española de 1918 (la primera pandemia global)? Si bien es cierto que los medios masivos de comunicación ya estaban presentes desde el s.XX y su influencia era evidente, se trataba a todos efectos de una comunicación unidireccional, de medios frecuentemente alineados a la institucionalidad del gobierno en turno, de lo geográfico a lo ideológico. Sin embargo hoy la penetración y diversificación de medios es amplísima y para bien y para mal las voces también lo son. Imaginemos entonces el panorama de la pandemia del COVID19 sin internet, incluso con ordenadores personales la comunicación habría sido totalmente diferente, pero sobre todo el aporte de la sociedad civil, que nuevamente da la cara y la solidaridad cuando los gobiernos quedan impávidos ante la toma de acciones contundentes.

Y es que en épocas recientes se ha criticado y hecho eco de que la tecnología “separa a las personas”, las individualiza en sus relaciones sociales e interpersonales; sin embargo, en los hechos, esta premisa vuelve a ser debatible, ya que nuevamente queda demostrado que ante  crisis de cualquier índole, la cercanía o el vínculo no depende de la tecnología per sé. Podríamos trabajar de manera presencial durante año con un compañero de oficina sin cruzar apenas algunas palabras o vivir junto a un vecino del cual no sabemos ni su nombre, y por el contrario, establecer un fuerte vínculo con alguien del otro lado del mundo, cruzando la barrera incluso de lo afectivo.

De esta manera queda al descubierto que en la crisis sanitaria que nos atañe la tecnología refuerza la practicidad, y ha permitido vivir en confinamiento sin estarlo del todo.

 

COVID19 La Pandemia en la era digital

 

Pareciera entonces que lo matérico sucumbe frente a lo virtual, aunque en términos reales podríamos hablar de una coexistencia plenamente establecida donde lo presencial ya no se concibe sin lo virtual, y en el caso de esta crisis global de salud,  lo último viene a complementar el lado que quedó aniquilado por la contingencia: organización, comercio, educación, trabajo, información y ocio, quedaron solventados desde la pantalla de nuestros dispositivos. Y por otro lado da esperanza en el potencial tecnológico para el pronto desarrollo de la tan anhelada vacuna, (los especialistas señalan que más de una veintena de desarrolladores ya están trabajando en ello y esperan resultados satisfactorios en los próximos 12 meses.)

Esta prueba ha sido fundamental en la dirección de la relación del hombre con la tecnología, que sigue desarrollando y encaminándose a reemplazar lentamente múltiples dinámicas científicas y sociales y evidentemente alcanzará nuevos niveles en otros ámbitos como la salud, área que ha tenido grandes avances pero sin llegar aún a su punto máximo. Habrá que estar atentos en temas como la biotecnología y la singularidad, por ello no es de extrañarse que muchos expertos hablan ya de que la siguiente revolución después de la informática va ser precisamente en el campo de la salud, tener diagnósticos, tratamientos y prevención de acuerdo a nuestras necesidades fisiológicas o padecimientos específicos e individuales. Salud de diseño.

Ahora bien, el dilema tecnológico también ha sacado a la luz una paradoja evidente para enfrentarse a la pandemia y para muestra un botón, los asiáticos apuestan fuertemente por una iniciativa que resulta controversial en occidente: la vigilancia digital. Han llegado a la conclusión de que el big data podría poseer un potencial enorme para afrontar la pandemia, es decir, además de los médicos y epidemiólogos, los informáticos y los especialistas en macrodatos se unen al equipo para frenar la contingencia a través del aislamiento para reducir los contagios.

Esto es posible en esta región del mundo ya que la conciencia crítica ante la vigilancia digital en Asia es prácticamente inexistente. El sistema de protección de datos no es un tema de discusión en democracias como Japón y Corea, y mucho menos en China, epicentro de la pandemia, quien posee además la infraestructura más avanzada de vigilancia y almacenamiento de datos de sus ciudadanos, nunca vista en otra parte del planeta y que obviamente sólo puede ser establecida por un régimen autoritario. En China la vida cotidiana está sometida a observación tanto en el mundo análogo como el digital: contactos, compras, llamadas, citas, navegación, etc, están continuamente bajo un ojo vigilante.

 

COVID19 La Pandemia en la era digital

 

Lo paradójico aquí es que toda esta infraestructura de vigilancia y control ha resultado ser sumamente eficaz para la contención de la epidemia: cámaras de medición de temperatura en puntos estratégicos con reconocimiento facial que envían alertas a dispositivos móviles, seguimiento en tiempo real de los afectados, drones para controlar el confinamiento, etc. Una situación que a todas luces resultaría distópica en otras regiones del mundo.

Y quizá una de las lecciones más crudas que deja esta crisis sanitaria global es que, al parecer, el uso del big data es una efectiva herramienta para combatir la propagación del virus, sin embargo, a causa de la protección de datos esto resulta imposible en Europa o América. De entrada los proveedores chinos de telefonía móvil y de internet comparten datos sensibles de sus clientes con los servicios de seguridad y con los ministerios de salud, y en el caso de Japón, Corea y Singapur lo hacen con consentimiento siguiendo las recomendaciones del gobierno. En ambos casos voluntaria o involuntariamente y de manera extendida, en esta región no se tiene muy en cuenta la protección de datos ni la esfera privada, lo cual a la larga permite controlar activamente a los ciudadanos.

Ahora bien, por otro lado y quizá el lado más obscuro del uso de la tecnología en crisis como la que estamos viviendo, consiste en lo que apunta el filósofo y ensayista coreano Byung-Chul Han:

”La negatividad a la resistencia, donde las fake news y los deepfakes provocan una apatía hacia la realidad y la violenta y exagerada reacción de pánico al virus se explica en función de esta conmoción por la realidad”.

Es decir, el bombardeo informativo por el exacerbado uso de internet nos paraliza e individualiza. Y en su opinión, por el contrario, no genera ningún sentido de colectividad real, donde cada uno se preocupa sólo de su propia supervivencia y privilegios.

En síntesis la tecnología es una poderosa arma de doble filo, que usada con el enfoque incorrecto coarta nuestras libertades, aísla e individualiza sin generar una verdadera colectividad ante las contingencias. Pero que paralelamente permite de una manera organizada frenar nuestra ilimitada y destructiva movilidad, pero sobretodo salvaguardar nuestra seguridad, salud y bienestar. Esta pandemia nos ha demostrado que aún falta un largo camino de definiciones y discusiones en torno a los usos de la tecnología en nuestras vidas. Tenemos todo para lograrlo sólo hay encontrar los matices y usar las herramientas siempre en la dirección correcta.

Ehekatl Hernández. Marzo de 2020


Ehekatl Hernández

I have over 15 years experience in visual comunication and planning, developing and implementing web, editorial, multimedia, E-learning and social media projects. I have been given diploma courses in web design at UNAM; and also work as a freelance consultant and designer for various companies.

Comentarios (2)

Los Comentarios están cerrados.

Ciudad de México

  • (+52) 56 1557 9704
    (+52) 55 1420 6399

      Monterrey, N.L.

  • (+52) 81 1740 9185

      Mérida, Yucatán

  • (+52) 999 495 2491

es_MXSpanish
es_MXSpanish